Por Juan Rociado
Otra vez. Otra vez el informe PISA. Otra vez que las autoridades educativas mirarán hacia otro lado a la vista del desastre en matemáticas, en comprensión lectora y en ciencias. España se vuelve a colocar en la ridícula posición acostumbrada y se acercan a un desastre similar muchos otros países occidentales. Mal de muchos, consuelo de tontos. Otro buen argumento es el siguiente: este informe PISA no sirve para nada y no es significativo. Si los japoneses y los coreanos están arriba, peor para ellos. No significa nada.
Así que no importa. No se tomarán medidas para paliar este resultado. Por no importar, ya no le importa ni a los profesores, cansados de que la propia administración lleve años ninguneando cualquier iniciativa que estos hayan propuesto para aumentar el rendimiento, el esfuerzo, la exigencia y la atención del alumnado.
Este nefasto resultado solo tiene unos responsables: los que diseñaron una y otra vez una educación homeopática, reñida con el conocimiento y ennoviada con pedagógicas melodías infantiles, centradas en no molestar a los estudiantes, esos perpetuos niños de pecho a los que, cada vez, enseñamos menos.
Porque ya no se enseña. Ahora se descubre. Cada estudiante descubre por sí mismo. ¿No lo sabían? Sí. El profesor se rodea de alumnos que descubren. ¿Y qué descubren? Casi nada. Siéntate a esperar el descubrimiento. Ni siquiera descubren que no pueden descubrir. Y me temo que tampoco les importa mucho a ellos.
Me hago una pregunta. Me pregunto a quién le conviene todo esto y me da miedo la respuesta que intuyo. ¿Un mundo feliz? ¿1984? ¿Terminaremos amando al Gran Hermano? La incorrección política ha muerto en este país. No importa no decir cómo son las cosas. Solo importa decir que van bien. Todo va muy bien. Siempre han ido muy bien. Y ahora, mejor que nunca. ¿El informe PISA? No se amargue usted, buen hombre; no le conviene y, además, no es un asunto importante. ¿Aún no lo ha descubierto usted?
Juan Rociado ha sido profesor de instituto y es colaborador de Progreso Adecuadamente