Por José Alberto Gutiérrez Fernández
Desde hace algunas décadas, nuestro sistema educativo ha evolucionado con las aportaciones casi exclusivas de profesionales dedicados a la enseñanza y aprendizaje: los psicólogos, psicopedagogos y pedagogos (con sus terminaciones en as y en es) que han confeccionado las mejores leyes educativas de los últimos años; para corroborarlo basta con ver los porcentajes de aprobados y titulados que tenemos en todos los centros educativos de nuestro país.
Fruto de toda esta mejoría en nuestros estudiantes, la Dirección General de Tráfico y el consorcio nacional de todas las escuelas de conducción, han aprobado el nuevo sistema de enseñanza y las pruebas para la obtención del carné de conducir. Os dejamos algunas de esas mejoras que se implantarán en los próximos días.
● Para adaptar la formación vial a la realidad que nos rodea
de manera inmediata, aspecto en el que se enfatiza en los sistemas educativos,
a los futuros conductores no se les preparará para conducir en diferentes tipos
de vías o ciudades, sino que se le enseñará en las calles que rodean su
vivienda y según sus intereses o necesidades de uso del vehículo. Esto es
fundamental para contextualizar un aprendizaje de calidad en la conducción.
● Aprender de memoria no tiene ninguna validez y en los
centros educativos esa faceta intelectual ya no se trabaja, por lo cual a
partir de ahora los conductores no tendrán que saber qué significa cada señal.
A la vista de una que no conozcan, podrán detener su vehículo y buscar en
Internet su significado para que, una vez que realicen su interpretación,
puedan continuar. Con respecto a la interpretación de señales, como no se ha
podido condicionar a los estudiantes en lo que está bien o mal y como todos
tenemos libertad y creatividad para resolver una situación nueva, cada
conductor podrá actuar con cada señal como mejor entienda.
● A partir de la aprobación del mencionado nuevo texto
legislativo, las indicaciones de los agentes de tráfico (guardia civil o
policía local) —y al igual que ocurre con las indicaciones en los centros
educativos por parte de los docentes— no
serán de obligado cumplimiento. Aunque un agente indique que está prohibido
circular por una calle, por ejemplo, el futuro conductor podrá conducir por
ella. Si en algún momento dicho agente multase o sancionase a dicho conductor,
podrá venir su madre o su padre —o incluso algún inspector de educación vial si
fuera requerido— a salvar de dicha sanción al conductor infractor. No podemos
tener en la sociedad del futuro a conductores molestos con las normas.
● Para que no exista frustración en ningún futuro conductor, a
partir de ahora los exámenes de conducir se denominarán pruebas o retos de
aprendizaje vial. Se deberán utilizar diferentes técnicas para realizar estas
pruebas, como entrevistas orales. Si el futuro conductor manifiesta su deseo de
poseer el carné de conducir y argumenta la necesidad de tenerlo para poder
desarrollar su vida futura, todo el sistema se movilizará para que así sea y
tengamos un nuevo conductor en la sociedad.
● Del mismo modo, no se podrán realizar repeticiones de pruebas
y/o maniobras, ya que el nuevo conductor debe aprender con situaciones
diferentes, motivadoras y en las que sienta que se valora todo su esfuerzo.
● En vista de la realidad cercana y contextual que rodea a
cada individuo, a partir de la entrada en vigor de esta nueva normativa de
conducción, no habrá pruebas homologadas similares en todo el territorio
nacional ni en la misma provincia; ni tan siquiera en la misma ciudad. Cada
autoescuela tendrá libertad para establecer las pruebas que estime oportunas para
evaluar a cada futuro conductor. Aunque dicha persona no supere las referidas
pruebas, si presenta ganas de tener el carné de conducir y protesta lo
suficiente, se le podrá otorgar dicho carné. Si no fuera así, pero
protestara ante la administración vial competente, un inspector de conductores
se personará y le dará el carné de conducir.
● Si en una autoescuela disminuyese un año el porcentaje de aprobados, será solo y exclusivamente culpa de los profesores de dicha autoescuela.
Preguntado el ministro del ramo sobre esta cuestión y, también, otras personas del gobierno y de los sindicatos de profesores de la conducción, han manifestado conjuntamente que “Estas son solo algunas de las notables mejoras que incorporará la nueva legislación vial. Nos avalan los resultados escolares con sus normativas correspondientes. Ante esta nueva situación que se nos presenta, nos manifestamos satisfechos por la pronta incorporación a nuestras calles de nuevos conductores que convivirán así en igualdad de derechos con los antiguos y con el resto de ciudadanos, vayan estos en calidad de peatones, de ciclistas, de camioneros u otros.”
Ante esta situación, le planteamos al lector las siguientes cuestiones:
¿Se montaría usted en un autobús o en un taxi cuyo conductor ha obtenido el carné de conducir con esta nueva legislación?
¿Se sentiría tranquilo al ir caminando por la acera de cualquier calle?
¿Cruzaría por algún paso de cebra?
¿Circularía con su coche sabiendo que los nuevos conductores no se saben las señales ni respetan a las autoridades?
Esto no es una broma ni una exageración. Es la realidad que se vive hoy en todos los centros educativos.
José Alberto Gutiérrez Fernández es profesor; licenciado en Ciencias Matemáticas, ha pasado por varios IES y ha sido director en dos de ellos. Es colaborador de Progreso adecuadamente
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